Los por qué no
Sin gluten, sin lácteos, sin azúcares refinados. No creemos en las prohibiciones, pero pensamos que alejar estos alimentos de tu dieta juega a tu favor
El camino hacia el bienestar debe ser apetitoso, equilibrado y, sobre todo, muy placentero. De eso trata la filosofía Begoísta, inspirada en la Healthy Epicurean Food. Es una transformación amable y equilibrada que no contempla, ni por asomo, privaciones o culpas. Sencillamente, preferimos prescindir de ciertos alimentos que no nos benefician, que son inflamatorios, sobrecargan nuestro cuerpo y lo llenan de toxinas innecesarias. Esos alimentos... ¡No interesan nada!
Por eso, nuestros planes alimenticios no incluyen procesados, conservantes, grasas trans, gluten, azúcares refinados, carnes rojas ni lácteos. Nos resultan más sexis aquellos alimentos integrales totalmente naturales y con alta densidad nutricional como las frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, algas, frutos secos, raíces, semillas y probióticos. Y te aseguramos que todo lo que necesita tu cuerpo para sentirse bien por dentro y brillar por fuera se encuentra en la alimentación natural. Te damos la bienvenida al plant based, pero sobre todo PLACER BASED.
¿Preparada para la metamorfosis más emocionante de tu vida y para entregarte al placer? ¿Hemos escuchado un rotundo sí? Pues continúa leyendo para saber cómo sentir la vitalidad de las plantas y por qué ciertos alimentos... Mejor no.
Por qué no a las carnes rojas y a los lácteos
Imagina la siguiente situación: estás en un restaurante con tus amigos. Ha llegado ese día tan esperado y, justo ahora, vais a pedir la comida. Si optas por ese filet mignon, que suena apetitoso, seguidamente sentirás ganas de acompañarlo con un vino, y después te apetecerá un helado. Pero lo cierto es que este menú, por mucho que lo termines con café, te enviará directo a dormir la siesta, en lugar de llenarte de energía para seguir con la jornada que tanto te apetece. La carne roja puede empujarte a comer otros alimentos que contienen, básicamente, azúcar, alcohol y cafeína; y entrarás en un círculo del cual te será difícil escapar después.
Ahora vienen las buenas noticias: el poder está en ti. Tu primera decisión es la que decide el final de la historia. ¿Qué tal optar por un delicioso pescado con verduras al vapor y seguir disfrutando del momento presente? ¿Acaso creías que una digestión ligera no era importante para continuar tus actividades con vitalidad?
Los alimentos lácteos y las carnes rojas son los que más tardan en ser digeridos por nuestro organismo y, en muchas ocasiones, ni siquiera llegamos a completar su digestión. ¡No le sientan nada bien a la microbiota! Hablamos de esa maravillosa colección de microorganismos que viven dentro de nuestro cuerpo, principalmente, en el intestino y que tiene un gran impacto en la salud y el bienestar. ¿Cuál es su papel? Pues alucinarías con su larga lista de tareas, porque tener una microbiota sana estimula nuestro sistema inmune, nos protege de patógenos, evita el paso de posibles componentes tóxicos de la comida, sintetiza ciertas vitaminas, hormonas y aminoácidos, pero sobre todo nos recarga de energía y nos permite vivir al 100%.
No negaremos nuestros idilios puntuales con el pescado fresco y las carnes blancas de calidad. Sin embargo, si queremos proteger nuestras células, fortalecer nuestras defensas y combatir los radicales libres, existen mejores opciones: los vegetales, las legumbres, los frutos secos, semillas o algas, presentes en los planes BEGOÍSTAS. Así que nuestro verdadero romance es con la proteína vegetal. Entre nuestras fuentes favoritas están las espinacas, los guisantes, la col rizada, los garbanzos, las semillas de chía y la espirulina. Más energía a lo largo del día, mayor claridad mental, menos inflamación, mejor estado de ánimo y piel más luminosa.
Por qué no a los azúcares refinados
Porque la vida ya es bastante dulce. No hace falta recurrir a determinados azúcares que solamente disparan el índice glucémico y generan un constante vaivén en nuestro cuerpo. Ahora tú estarás pensando: “Pero es que el cerebro necesita azúcar para funcionar”. Y es verdad, pero solamente a medias. Relax, take it easy!
El azúcar es un tipo de carbohidrato natural. Dependiendo de su estructura química encontramos azúcares simples -fructosa, galactosa y glucosa (monosacáridos)- o azúcares compuestos -maltosa, lactosa o sucrosa (disacáridos)-. De todos ellos, la glucosa es el principal combustible que provee de energía a las células del organismo y a las neuronas de nuestro cerebro. De hecho, todos los alimentos que ingerimos acaban siendo reconvertidos en glucosa, sobre todo los carbohidratos, como los cereales, tubérculos, legumbres, frutas y verduras. Ahí tienes la respuesta: no es necesario tomar bollería o donuts para que el organismo cuente con ella.
A partir de ahora -en realidad, siempre-, podemos beneficiarnos de los azúcares simples e intrínsecos de los alimentos naturales. Así de rápido y sencillo. Adiós picos glucémicos, cero inflamaciones en nuestro cuerpo, energía y vitalidad a niveles espectaculares, y mucha fibra para que tu digestión sea perfecta.
Por qué no al gluten
Para mantenernos en la cúspide, necesitamos sentirnos livianos y ligeros. ¿Y el gluten es un impedimento para elevar tu espíritu? Bueno, según cómo se mire.
Se trata de un grupo de proteínas presentes en el trigo, la cebada y el centeno. Dependiendo del cereal, puede estar formado por unos componentes u otros, como la gliadina en el trigo o la secalina en el centeno. La gliadina es una proteína muy compleja que no todos los cuerpos saben descomponer. En esos casos, puede derivar en una inflamación intestinal y una respuesta inmunitaria generalizada, que se manifiesta en forma de hinchazón, migrañas, dolor en las articulaciones… Cada cuerpo responde como puede. En resumen, el gluten puede influir negativamente en algunas personas, repercutiendo en el estado de ánimo y la salud del cerebro.
También encontramos gluten en los productos de repostería, la sopa de miso, salsa de soja, pasta, embutidos, quesos, helados… Incluso, en muchos conservantes. Exacto, es un íntimo amigo de los ultraprocesados, que son esos productos alterados por la introducción de sal, azúcar y otros aditivos con el fin de prolongar su duración, hacerlos atractivos o, incluso, generar una adicción. Y esto ya lo sabes de sobre, Begoísta: la dependencia no es nada sexi, ni tampoco nada sana. Por ello, aquí preferimos liberarnos de lo que no suma ni aporta. Además, ¡hay muchos otros alimentos maravillosos y nutritivos para elegir! ¿Por qué no le tiramos los trastos a alimentos buenos, como el arroz, la quinoa, el amaranto, el teff o el mijo?
Y, ¿a qué le decimos que sí?
* Sí a las versiones ecológicas
Siempre que sea posible, preferimos apostar por los alimentos en ecológico y sin rastro de pesticidas ni químicos, que evitan las toxinas en tu cuerpo y en al medio ambiente. Cuando compras un producto orgánico, también estás premiando a un productor con conciencia, que trabaja de manera más respetuosa y ética.
* Sí a los energizantes naturales
Hay maneras saludables de recargar las pilas, vitalizarte y energizarte. Alimentos naturales y nutritivos que consiguen efectos reales y duraderos, como las verduras de hoja verde o los frutos secos entre horas. Empezarás a notar los beneficios desde el inicio y, a la larga, favorecerán tu calidad de sueño o tu estado de ánimo.
* Sí a los productos frescos
La fruta, la verdura, los huevos, el pescado… Son alimentos ricos en nutrientes, que no solo ayudan a tu cuerpo a seguir realizando sus funciones, sino que reparan posibles daños en tu intestino, reducen la inflamación, equilibran las hormonas y favorecen que te sientas mejor por dentro, lo que también se reflejará por fuera.
Buenas noticias: el mundo está repleto de alimentos saludables con los que llenar la despensa. Y es que la verdadera salud, el pensamiento claro y la energía abundante son posibles aplicando una filosofía muy básica: si sacamos lo malo, estamos dejando espacio para lo bueno. Hay que dejar ir y aprender a despedirse de lo que no te suma ni aporta. Bye, alimentos ultraprocesados, azúcares refinados, carnes rojas y embutidos; au revoir lácteos, harinas refinadas y gluten. Hola, alimentos que fomentan el bienestar y la salud, como los probióticos, las verduras, las grasas saludables o el té verde. Incluso el chocolate negro y otros endulzantes naturales.
A veces eso que nos pesa no son kilos, sino decisiones pendientes de tomar. Y decirle al cuerpo que le escuchas y le quieres, mediante una nutrición sana y armoniosa que tiene el poder de transformar tu vida.